Salida

Al final viajé solo. Pensaba ir con las Quetrófilas pero no nos pusimos de acuerdo. Me colgaron y aunque se las voy a devolver (cuando el plato esté frío) me di cuenta que son cosas que pasan.
Llegué a Retiro a las 13.05 y me fui a Plusmar donde me dijeron que tenían un servicio semi-cama a las 13.15 hs. Pensé que en semi-cama otra vez no voy la puta que los parió a todos y me fui a otras ventanillas. Había averiguado en Plataforma 10 y tenía como diez servicios a Bahía pero tenían que cumplir con varios requisitos que necesitaba sean ¡inviolables!

-Tenía que llegar temprano porque me esperaba el Chicho López para cenar y no podía caerle a las 2 de la mañana.
-Tenía que ser baratuli pero no tanto porque sino en lugar de almuerzo te sirven ratón.
-Tenía que salir pronto porque no quería estar varado en Retiro esperando dos horas a que se haga la hora de salida.

Bastante quisquilloso lo mío, podés decirlo.
Pero hice lo que cualquiera.
Llegué a Costera Criolla y a otra ventanilla Plusmar con el mismo resultado: tenés dos horas de espera (o más) y mínimo 150 points cada pasaje.
Mierda. Con todos los horarios que había visto en la página de Plataforma, los precios, las empresas... tanta data en la cabeza y corriendo sobre la hora... fue tan complicado que recordar una buena era imposible así que pensé volver a la primer ventanilla y pedirle que me venda a 124 points el pasaje semi cama. Miré la hora; 13.10 hs.

Vuelvo a la primer ventanilla y le digo que me venda ya y me dice que no.
-¿Que no qué?- pienso pero no digo nada, solo pongo cara.
-El micro ya está en la dársena, no te lo puedo vender- me dice con los ojos de sapo.
-Pero es un solo pasaje, un solo boleto.
-¿Vas a pagar en efectivo?
-¿Cuánto sale?
-124 el semi cama.
-No llego... - y pienso "fui"- ¿Aceptás débito?
-Sí, pero tengo el posnet del otro lado y hasta que saco el ticket y te doy el boleto el micro ya se fue... no puedo venderlo.
-Okey, ¿el próximo a qué hora sale? - la pu ta ma dr eq ue te re mi lp ar ió hi ja de un va gó nl le no de re pu tí si ma sf or ra s.
-A las 19.


¿Viste cuando te citás con una mina que es un infierno? ¿Viste cuando elegís un lugar paquete para encontrarte y faltan dos horas y todo es cuestión de esperar? ¿No te pasó que a último momento te mojás la camisa con vino o te agarrás los dedos con la puerta y llorás como un maricotas pidiendo por mamá o cuando llegás el lugar está hasta las repelotas y no se pueden sentar o cuando pedís la cuenta te fajan más de lo previsto porque te hiciste el Richard Gere y pediste San Gerónimo en lugar de San Telmo porque hiciste un chiste muy pelotudo y para pilotearla lo mejor era jugarse y comprarlo y de repente era el vino que tomaba Dustin Hoffman cuando viene a la Argentina y cada botella la firmó con una D H medio borroneda que no viste ni mucho menos entendiste porque el muy garca tenía un pedo de cebú cuando las autografió y encima vos pensaste que eran los vinos que sobraban porque creías que en ese lugar vendían poronga y resultó ser todo demasiado snob para tu bolsillo y la chica que es un infierno no puede creer lo nabo que sos y dice nunca más agarro invitaciones del puto facebook de mierda que encima ya perdió el glamour para eso vuelvo a Amerika que es un desconche bárbaro y si no pego un chongo por lo menos me divierto como chancha no como acá con este forro que encima de que no tiene un mango me quiere garchar antes de darme un beso qué boludo le habrán pegado en la cuna?

¿No te pasó?
Qué suerte.
A mí tampoco pero algo así tuve que inventar para que entiendas lo que fueron esos 25 segundos para mí. Y si no lo entendiste, duplicá todo que vas a darte cuenta de lo que es escribir esto y que no se entiendan las sensaciones que transmito. (Me siento Belén Franchese, te cobra dos lucas, ¿qué te parece?)

Me salvó Lunita. Como hace varios meses... me viene salvando. Tenía de pedo un billete para no sé qué mierda (nunca me dijo si eran medicamentos o el gas - creo que gas tengo pará que me voy a fijar; sí tengo para el gas no era) y pude pagarle en efectivo.
La gordis de Plusmar cambió la cara y en dos segundos me dio el boleto y me pidió que fuera rápido porque ya salía. Hizo un llamado y en el micro me estaban esperando. Los choferes: contentos porque habían agarrado al último pasajero; los pasajeros con cara de orto porque les había demorado la salida 5 minutos; los familiares que desde la dársena despedían al micro, un poco contentos y un poco con cara de orto por la costumbre; como que en Buenos Aires lo más común es quejarse o poner cara de orto.

No pude despedirme como hubiera querido. El micro se me iba y el bolso de libros pesaba dos elefantes así que hice todo a setenta y dos mil por hora para llegar.
Cuando finalmente me senté como siempre en el asiento 1, el de la izquierda esta vez, me di cuenta de que no había tenido tiempo ni para hacerme el pobrecito de que tal vez moría en el viaje lo que me puso de muy mal humor.

Me rescató la sonrisa de mi Reina y un mensaje de texto sobre el cual no voy a decir nada.

Más allá de Azul comprendí que viajaba a Bahía Blanca, una ciudad que no conozco y eso ya me fue cambiando el semblante.
Eso y otras cosas más.


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