Nube de conejo

Mis primeros recuerdos son de cuando tenía 12 años. Un pre-adolescente. Antes de eso tengo una nebulosa de imágenes; fotosmentales sí, videosmentales no. En mi cabeza no se guarda nada de nada antes de los 12 años. Ni mis compañeros de la primaria, ni la casa en el Barrio Don Orione ni Lomas del Mirador ni nada. Muchos datos de mí los conozco de preguntar no hace muchos años; de adulto. Mi infancia me es desconocida. Le pregunto a mi madre si es verdad tal o cual hecho. Le pregunto a mi padre si es verdad que yo jugaba al fútbol de chiquito. Él contesta menos que ella.
Tengo otra fotomental con un autito de Fórmula 1, de un plástico rojo y hueco, que llenábamos con arena y le poníamos una cuchara en la trompa del vehículo para simular el volante sobre un asfalto gris de un estacionamiento detrás de la torre 49.
Esa foto es mi infancia.
Tengo el problemita de no recordar nada. Dicen que puede ser un trauma pero mis padres y mis hermanos (y hasta yo, para qué negarlo) nos reímos de esa teoría. No, no; hay algo más.
Lo cierto es que desde hace mucho siento la necesidad de grabar, guardar, stockear, almacenar, retratar y agendar.

| 1 | Compro de esas agendas que tienen una hoja por día, para escribir por las noches que hice en el día. Hay días que están vacíos y otros que no dicen la verdad. El 80% de lo que escribo en mis agendas es cierto. Quizás un 90%.

| 2 | Salomé iba conmigo a la primaria. Mi madre insiste "era medio machona". Al parecer estaba enamorado. Recuerdo que era morocha, tenía el pelo lacio largo y era hermosa. Mi madre no me cree que no la recuerde. A mí me parece que mi hermano Matías, que es más lindo que yo, tuvo una relación más cercana con ella y por eso, tal vez, no la quiera recordar. Pero sí, es cierto, Madre: no la recuerdo.

| 3 | Julieta era mi vecina, a ella sí la recuerdo “machona”. Jugábamos juntos a la pelota. Según mi madre, yo la defendía de los otros chicos que la cargaban por jugar al fútbol. En realidad, yo hablaba y ella pegaba: era mucho más fuerte que yo. Y más alta también pero sólo tengo esto que estoy escribiendo ahora como todo recuerdo de ella.

| 4 | Marianito era el pirómano. Tenía un corte taza en la cabeza de lo cual sí tengo una fotomental. Prendía fuego todo lo que se le cruzaba. Se juntaba con mi hermano Matías a incendiar sachets de leche que llenaban con ramitas. Esto, por supuesto, me lo contó Matu; no, no, yo no lo recuerdo.

| 5 | Tengo una foto, en este caso no mental sino real, en la que se me puede ver parado con los hombros metidos para adentro, típica pose de niño tímido, de pantalón cortito, pelo y remera cortos y unos guantes que, según dice mi padre, eran marca Fulbencito. Sí, parece que al principio fui arquero. En la foto tengo 8 años.

| 6 | En Retiro hay varios vendedores informales. Gente que arma un puestito con chucherías, revistas de cómics o medias de nylon y pilas que deben durar 3 semanas en un reloj despertador. No son segundas o terceras marcas; son vigésimocuartas marcas. Pero venden y mucho. Una señora que atiende un puestito de bufandas (en invierno) y ojotas (en verano) vivía en el piso de arriba, allá en el Barrio Don Orione. Es la madre de Julieta. Una vez la fui a ver, circa 2003, junto a mi madre que fue quien me pasó el dato. Su cara no me resultó para nada familiar.

| 7 | Salomé y un grupo de chicos estamos tirando piedras a una montaña de piedras. Hay grúas apagadas y mi madre viene detrás. Somos varios chicos de un lado y del otro de la montaña de canto rodado que debe llegar a los 3 metros de altura. Nos revoleamos las piedras como una forma de competición pero la idea es pegarle al otro sin verlo. Ella, por supuesto, está conmigo, a mi lado, tirando algunas. Yo no tiro, yo la miro.

| 8 | Micro escolar, llamo a la maestra desde mi asiento. Vamos al programa de Carlitos Balá. Por supuesto no me acuerdo de nada de aquella experienccia pero sí de ésto: la maestra se acerca por el pasillo del micro y le grito “¡Seño, seño, ¿sabe cómo hace Carlitos Balá!? ¡¡Maaaaaa – quilla − jeeeee!!”
La Seño no se ríe pero aun así es hermosa.

Estos son los únicos recuerdos que tengo de mi infancia. Entre los 5 y 12 años no tengo nada. O sí. Estas nubes de conejo que no sé bien si son de conejo, son de caballos o perros rabiosos. Creo que por este problemita, principalmente, escribo crónicas. No para dar una opinión, un pantallazo o la intención de fomentar la reflexión sobre un grupúsculo de artistas forjando un destino. Para nada. Me perdí muchísimos años de mi vida por no tener un registro y no quiero que me vuelva a pasar.