El conventillo de Teodoro

28 de enero de 2010





Hagamos de cuenta que este blog lo lee mucha gente. Y que las consecuencias de publicar algo acá son generadoras de otras cosas. Hagamos de cuenta. Entonces te cuento que el Conventillo de Teodoro abrió una nueva casa. O, cómo decían por ahí, el Conventillo está en tu corazón. Su nueva ubicación es algo que podría decirse más acorde al reviente que siempre fue. Antes, a una cuadra de la plaza Almagro, tenía cierto "encanto". Ahora, en Valentín Gómez y Sánchez de Bustamante, no. Pero sigue siendo el Conventillo de Teodoro. ¿Cómo se explica eso?
ACTUALIZACIÓN: El bar ahora está ubicado en Humahuaca 3853, ex-Profondo Rosso. Si van, digan que vieron acá la nueva dirección, aclaren de dónde sacaron la info (por si las moscas y para un mínimo de crédito para este humilde blogger)

Zoológico de poetas


Anoche leyeron Horacio Fiebelkorn, Daniel Durand y Germán Carrasco, entre otros. El Comité de Organización está empezando con los eventos literarios aunque el Zoológico... se había pensado para El Empujón del Diablo, allá por la calle Angel Carranza. Como el lugar fue clausurado, tuvieron que cambiar a último momento de sede. Esto último siempre es un problema: no viene la gente, otros van a sacarse una foto al lado de la faja de clausura. mucha gente putea a mucha otra gente, etc. Eso en términos generales.
Ayer, sin embargo, no hubo tantas puteadas sino más bien muchos reencuentros. Pero mejor de eso no cuento nada porque si te explico todos los reencuentros que hubo estaría hasta mañana explicando la densidad de cada uno de ellos. Y porque, para qué negarlo, sería para quilombo.

Una de las primeras cosas que puede llamar la atención del lugar es que no suena muy bien. Por otro lado, no puede sonar demasiado alto por los vecinos. A diferencia de la anterior ubicación del bar (un antiguo boliche), esta no está tan acustizada que digamos. Mantiene un poco la decencia pero se está acomodando. Pronto habrá actividades, pude confirmar con el Señor Culito, nuestro gran contacto en esa casa pero se están acomodando a las nuevas instalaciones.

La reflexión

¿Puede un recital de poesía ser un recital como los de Vélez o River o Boca? ¿Puede pensarse a los poetas como músicos, rockers? Conozco varios que están locos, muchos otros se drogan hasta con el vidrio de las ventanas. Algunos pocos alcohólicos (? - dato incomprobable). Un par me han dicho que se suicidarían si eso los coloca en el parnasso con Lawrence Durrell y así. Podría pensarse que los recitales de poetas, forzando la metáfora, serían más bien como los que se hacen en Obras, La Trastienda, el Luna Park. Algo chiquito, reducido, no popular pero bien armado, cerradito.
El Zoológico de Poetas, entonces, juntó a varios rockers. Verlos a Durand y Desiderio con esas musculosas negras, me hacía sentir en una convención de heavy metaleros. ¿Adónde dejaste la moto?, más de uno se preguntaba. Había muchas chicas hermosas, típico de rockeros, que andan con unos monumentos a las mujeres, rodeadas de pequeñas groupies de su novio. Era una noche especial. El calor la hacía memorable.
Si tuviera que poner, sin embargo, una etiqueta a la noche, pondría una etiqueta muy conocida, llena de prejuicios, que cualquiera podría identificar. Anoche fui a un recital de poetas como podría haber ido a Cemento a escuchar a Flema. Al CBGB a escuchar A.N.I.M.A.L. A Speed King a escuchar a Sensación Térmica. Donde los rockeros cambian las reglas a cada rato. Donde el mismo dueño del local puede llegar a entrar a las piñas en un baño por culpa de un gil. Anoche fui a una lectura en la que Germán Carrasco se tuvo que ganar al público borracho y enajenado a los gritos. Y lo hizo. Y cuando le cortaron el micrófono y lo obligaron a gritar para que le prestaran atención sabía que esa noche me iba a llevar una imagen imborrable de mi cabeza. Ya tenía guardados los cálculos de Durand y su peso en guasca, las imágenes bizarras de los poemas de Horacio y los gritos de algún que otro telonero. Ya tenía bastante y no podía irme con menos: Carrasco terminando y sonriente, perverso y perturbador arrojando páginas por el aire del Conventillo de Teodoro (conté aproximadamente 30 páginas).

Los borrachos nos despertamos del ensueño. Algunos gritaron que lo dejaran terminar. Germán se sentó sin apuro, sin vacilar, se prendió un pucho y se llenó el vaso. Vayanse a la puta que los parió, cuáticos. Y yo estaba al lado, mirándolo escrutar su cigarrillo cabeceando a la horda de ofendidos. Había rockers, había papa, había bardo y yo estaba ahí.

Cuando nos agarró hambre, nos fuimos. Al Conventillo le falta morfi, por ahora.

Después hubo que escuchar barrabasadas del tipo "cómo puede ser que haya tanto rock en las lecturas", o "uno termina aprendiendo a querer las lecturas PRO"... y yo pensaba, claro: donde es todo pulcro, todo puntual, todo sencillito, previsible, adoradores de la palabra cual evangelistas acorbatados... o... acobardados.
En esas lecturas hay que pelar. Si te metés en la boca del león y después te morfa, no podés decir que no sabías que era la boca del león porque ese león huele a león y no a mentitas. En las lecturas que se vendrán habrá que pelar, habrá que demostrar que uno merece atención. En las lecturas poco pulcras de Zoológico de Poetas hay rockeros que se hacen hombres.
Ayer a la noche invitaron a tres guarros chongos que la tienen más grande que toda una banda de leones. Anoche más de uno podía aprender de viejos zorros, de gente con código pero impiadosa. Poetas como esos que describen algunas historietas, oscuros traductores de la pasión. Personas temibles. Porque había que tirar a matar al subirse a leer... y no les tembló el pulso.


Y lo mejor lo mejor lo mejor
es que eso no fue nada
porque el pasado 27 de enero
de 2010 fue
la primer noche de Zoológico de Poetas.

Y lo peor lo peor lo peor
es que ellos para
ser poetas
no necesitan de vos